El primer mundo ha interiorizado de alguna manera que África es “pobre”, que su gente es “salvaje”, “pobrecita”, “peligrosa”, y que sus tierras son “hostiles”. Que hay pobreza, hambre, enfermedad, muerte y que es terrible.
Suena terrible, y hace pensar de alguna manera que somos superiores, porque tenemos la falsa creencia de estar más avanzados, más civilizados y ser más ricos. Esto genera en algunos de nosotros la idea de querer ayudar a estas personas, y esto está muy bien, ¿pero de que modo les ayudamos? ¿les ayudamos desde la igualdad? ¿o tenemos el complejo de salvador blanco?
Tenemos que entender que en África hay personas que son tan válidas como nosotros para hacer próspera su tierra. Que hay médicos, hay enfermeros, hay maestros, hay artesanos. Que su tierra es rica, rica en recursos. Y que al igual que hay pobreza, hay riqueza también. En todo el mundo hay exactamente lo mismo, hay personas buenas, hay personas malas. Hay salud, hay enfermedad. Hay riqueza y hay pobreza. ¿Qué cambia? El índice y el grado.


En unos lugares los índices y los grados de pobreza, enfermedad, criminalidad y analfabetismo es mayor que en otros, debido nada más y nada menos que a un reparto injusto de los recursos. Porque en el mundo existen los recursos suficientes para abastecer a todos los seres vivos que existen sobre el planeta, el problema es que no los repartimos como es debido. Esa debe ser la finalidad, compartir los recursos con el resto de habitantes del planeta de tal modo que ellos mismos puedan utilizar estos recursos para hacer próspera su tierra.


Cuando viajas a África, no vas a ver a “pobrecitos”, vas a ver a personas que son iguales que tú y que simplemente no han tenido tu misma suerte. Verás pobreza, pero que no te extrañe ver que utilicen móviles, coches o cualquier modernidad igual que tú, y que no te extrañe ver hoteles en la zona turística y bancos. Tampoco te creas que porque tengan un móvil ya tienen la vida solucionada. Es importante despertar la conciencia y cambiar estas falsas ideas inculcadas a través de la historia o de los medios de comunicación.